Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.
Georges Perec, Especies de espacios

jueves, 28 de mayo de 2020

a propósito de Vida y muerte de las grandes ciudades

hará unos dos o tres años que leí Vida y muerte de las grandes ciudades de Jane Jacobs.
me hubiera encantado leerlo cuando estaba comenzando el proyecto que dio origen a este blog pero no fue así y curiosamente, ha sido la lectura de ese libro fascinante la que me ha ayudado a comprender algo que sucedía invariablemte cuando acababan las funciones.
"un lugar para vivir" era una instalación narrada, una performance en la cual yo iba montando una ciudad con desechos, cosas encontradas en paseos, rescatadas de la basura, recicladas, desechos a los que se daba una segunda oportunidad.
el proceso de trabajo fue uno de los más fértiles de mi vida: todavía sigo explorando líneas de trabajo, descubrimientos, que surgieron ahí.
pero a lo que iba, yo hacía una ciudad en la primera parte de la instalación, durante la segunda parte el público entraba en el espacio y jugaba, añadía cosas, podía cambiar de sitio objetos, modificaba a placer la ciudad que yo había dejado incompleta, en obras.
 siempre comprobé que la ciudad resultante era más interesante, más hermosa, más compleja que la que yo había montado.
gracias a Jane Jacobs comprendí algo obvio: las ciudades son algo que hacemos juntos, juntas. y si las zonas nuevas de nuestras ciudades contemporáneas son menos interesantes que los barrios más antiguos, se debe a que falta en ellas la intervención de la comunidad, lo insólito y lo azoroso que producen tiempo y diversidad. lo planificado es pobre, lo sobredeterminado es aburrido, necesitamos la diferencia para que aparezca la complejidad que amamos, la belleza que nos sorprende, que en este caso -el de las ciudades- nunca es obra de una sola persona, sino el producto de la intervención conjunta y a veces anónima de quienes habitan un espacio en el transcurso del tiempo.
tras un rato de caos y juego conjunto, la instalación se completaba.
yo miraba lo que había.
cada vez diferente, siempre mutante, nunca dejó de sorprenderme la riqueza del espacio.
jamás hubiera podido hacer sola lo que veía, las extravagantes combinaciones de papel, cartón, hojalata y vidrio que surgían de un momento de juego entre extrañas y extraños.