El capítulo habla de mapas, ciudades (Port Actif, Praga, París, Palermo, Trieste, Sevilla...), colecciones y, por supuesto, de shandys. Los shandys: chiflados deliciosos, artistas portátiles, vagabundos, inventores de conjuras imposibles, divertidos y trágicos a ratos como sus odradeks.
Viajaba en tren y el paisaje se desovillaba frente a la ventana. El cielo limpio y azul. Luz de un día brillante, perfecto para viajar. Viajaba también en las páginas del libro, breve, intenso y brillante como la mañana de este febrero que el tren atravesaba.
Me traigo esto hasta aquí (o esta frase me trajo hasta aquí o hasta aquí llegué): "el arte del vagabundeo por las calles de la imaginación revela la verdadera naturaleza de la historia de la ciudad moderna"
Para seguir vagabundeando por la Historia abreviada... entra aquí, es un placer.
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