hará unos dos o tres años que leí Vida y muerte de las grandes ciudades de Jane Jacobs.
me
hubiera encantado leerlo cuando estaba comenzando el proyecto que dio
origen a este blog pero no fue así y curiosamente, ha sido la lectura de
ese libro fascinante la que me ha ayudado a comprender algo que sucedía
invariablemte cuando acababan las funciones.
"un lugar para
vivir" era una instalación narrada, una performance en la cual yo iba
montando una ciudad con desechos, cosas encontradas en paseos,
rescatadas de la basura, recicladas, desechos a los que se daba una
segunda oportunidad.
el proceso de trabajo fue uno de los más
fértiles de mi vida: todavía sigo explorando líneas de trabajo,
descubrimientos, que surgieron ahí.
pero a lo que iba, yo hacía
una ciudad en la primera parte de la instalación, durante la segunda
parte el público entraba en el espacio y jugaba, añadía cosas, podía
cambiar de sitio objetos, modificaba a placer la ciudad que yo había
dejado incompleta, en obras.
siempre comprobé que la ciudad resultante
era más interesante, más hermosa, más compleja que la que yo había
montado.
gracias a Jane Jacobs comprendí algo obvio: las ciudades
son algo que hacemos juntos, juntas. y si las zonas nuevas de nuestras
ciudades contemporáneas son menos interesantes que los barrios más
antiguos, se debe a que falta en ellas la intervención de la comunidad,
lo insólito y lo azoroso que producen tiempo y diversidad. lo
planificado es pobre, lo sobredeterminado es aburrido, necesitamos la
diferencia para que aparezca la complejidad que amamos, la belleza que
nos sorprende, que en este caso -el de las ciudades- nunca es obra de
una sola persona, sino el producto de la intervención conjunta y a veces
anónima de quienes habitan un espacio en el transcurso del tiempo.
tras un rato de caos y juego conjunto, la instalación se completaba.
yo miraba lo que había.
cada vez diferente, siempre mutante, nunca dejó de sorprenderme la riqueza del espacio.
jamás hubiera podido hacer sola lo que veía, las extravagantes combinaciones
de papel, cartón, hojalata y vidrio que surgían de un momento de juego
entre extrañas y extraños.
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