Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.
Georges Perec, Especies de espacios

jueves, 5 de abril de 2012

Las ciudades y los sueños, 2

Sueño ciudades. Reconozco las calles de las ciudades de mis sueños, a veces son calles de ciudades en las que he vivido que se entrelazan: una calle de Caracas que acaba en otra de Las Palmas, que se cruza con una de Vigo... Otras calles son de ciudades que solo existen cuando duermo. Las recuerdo al despertar: edificios, establecimientos (una pastelería estupenda en la que solo he entrado dormida) acontecimientos soñados, paseos. Casi todas tienen mar, bajo una cuesta y allí está, azul y enorme. Las calles y las ciudades de mis sueños son lugares sin nombre. Regreso a menudo a ellas y sé, como se saben las cosas soñando, que ya he estado ahí. Despierta y dormida, vivo en una ciudad.
Acabo de leer en El último lector, de Ricardo Piglia,  la historia de la réplica de una ciudad que se esconde en una casa del barrio de Flores, en Buenos Aires. Dice Piglia que no es un mapa ni una maqueta, sino una máquina sinóptica. O sea, algo que permite abrazar a primera vista un conjunto. Pienso que me gustaría que Un lugar para vivir fuera una máquina sinóptica: el abrazo y el resumen de una ciudad imaginaria, soñada. Sin nombre, como en mis sueños. Pienso también que el arte es una de las formas que tenemos de abrazar el universo. 

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