Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.
Georges Perec, Especies de espacios

sábado, 11 de octubre de 2014

con la PAI

Este lunes pasado enseñé Un lugar para vivir a mis amigas y amigos de la PAI. La PAI, un colectivo de animación y teatro de Zaragoza, me ha enseñado muchas cosas. Verles en acción supone poner en cuestión ideas y prejuicios acerca de la animación. La PAI me ayudó en el proceso de trabajo, incluso sin enterarse de que lo hacía. Por eso, fue emocionante estar en el Espacio Bebé, en esta función a puerta cerrada. La primera que hago solo para público adulto. Unas botellas se cayeron en el momento justo, como si fuera un efecto preparado, casi mágico. Oswaldo vio su ruidófono en funcionamiento y me hizo las luces, que quedaron muy bonitas. Al final, como niñas y niños, jugaron en la ciudad en obras.
Al día siguiente, martes, vi un espacio de juego para peques de 1 a 6 años, hecho por ellos con cajas de cartón: ¡Cajas, casas y mucho más! Pensé que las dos propuestas se complementan, que las dos juegan con las acciones de construir y habitar.
Cualquier propuesta de trabajo artístico necesita de un tipo u otro de colaboración, y la pide de una manera. La PAI es maestra en crear espacios de juego en los que jugar juntos es toda una aventura, un aprendizaje y un placer, sin imposiciones, ni exigencias. Además, saben mucho y son generosos con lo que saben. Cuando Un lugar para vivir era solo una idea vaga, Marian puso la biblioteca de la PAI a mi disposición y me entregó libros clásicos sobre la ciudad; Gonzalo me informó sobre la obra de Javier Abad, que luego fue determinante en todo el proyecto y Oswaldo me hizo el ruidófono. Sé que Un lugar para vivir sería otro lugar, y hubiera descubierto menos cosas, sin la PAI.

La fotos las hizo Mamen, que también quiso acompañarnos.

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