Este verano estuve leyendo un poco a Zygmunt Bauman, me lo recomendó mi amigo Antonio Ventura. Es genial tener amigos como él, que te abren ventanas: un libro es una ventana desde la cual mirar el mundo. Recuerdo ahora esta lectura porque estuve paseando por el centro de Madrid y percibí de golpe cuánto ha cambiado en los últimos cinco años. "Vida líquida" y sus reflexiones sobre lo urbano me han dejado palabras y preguntas para pensar que el otro día me volvían a la memoria:
espacio público
exposición a la diferencia
extraños que conviven
vecindades fugaces
¿Qué es perdurable en nuestras vidas? ¿Por qué es importante que haya cosas perdurables? ¿Qué permanece? ¿Qué se mueve? ¿Cómo habitamos la ciudad? ¿Hay otras maneras? ¿Cómo usamos y compartimos el espacio público?
"¿Puede volver a convertirse el espacio público en lugar de participación duradera más que de encuentros casuales y breves? ¿En un lugar de diálogo, debate, confrontación y acuerdo?" se pregunta Bauman.
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