Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible para no golpearse.
Georges Perec, Especies de espacios

viernes, 2 de diciembre de 2011

Límites.


Paseo. Una calle acaba en un camino de tierra que se abre en medio de una extensión dehabitada. Horizonte abierto a la mirada, lugar donde los ojos se pierden lejos. Lejanía. Un sólo paso separa la calle asfaltada del camino de tierra, el territorio habitado del no habitado.

Miro. En las orillas del camino encuentro señales, rastros. Recojo latas oxidadas, pedazos de madera, restos de cosas que alguna vez sirvieron de algo. Me cruzo con otros paseantes. Pocos. Algunos se agachan, como yo, a recoger algo. No sé qué buscan, del mismo modo que ellos nos saben qué busco yo.

Estoy fuera de la ciudad. Frente a ella. En uno de sus límites. La ciudad parece acabar de pronto. Pero la escucho, me siento rodeada de sus rastros, todavía (en cierto modo) envuelta en ella. ¿Dónde acaba la ciudad? ¿Estoy realmente fuera de ella? ¿La ciudad acaba donde no se escuchan ya sus ruidos? ¿Cuando deje de encontrar cosas rotas estaré fuera de la ciudad?

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