Paseo. Una calle acaba en un camino de tierra que se abre en medio de una extensión dehabitada. Horizonte abierto a la mirada, lugar donde los ojos se pierden lejos. Lejanía. Un sólo paso separa la calle asfaltada del camino de tierra, el territorio habitado del no habitado.

Estoy fuera de la ciudad. Frente a ella. En uno de sus límites. La ciudad parece acabar de pronto. Pero la escucho, me siento rodeada de sus rastros, todavía (en cierto modo) envuelta en ella. ¿Dónde acaba la ciudad? ¿Estoy realmente fuera de ella? ¿La ciudad acaba donde no se escuchan ya sus ruidos? ¿Cuando deje de encontrar cosas rotas estaré fuera de la ciudad?
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