Ensayo abierto en la Resi. Era muy importante para mí. Nervios (míos), pequeña sorpresa (de ellas y ellos) que no lo esperaban. Los ensayos son delicados, hay momentos de inseguridad, de fragilidad, de duda. No es fácil mostrar un trabajo incompleto y en estado de prueba. Pero estoy trabajando sola y necesito miradas, devoluciones, estímulos. Conversación, en resumen. Necesitaba a mis colaboradores y colaboradoras. No pudieron estar las nueve personas que me han ayudado a imaginar Un lugar para vivir, pero las que había me dieron lo que necesitaba.
Salió bien. Fui haciendo lo que tenía y explicando lo que debería haber que no hay: sonido, luz y un artefacto que está en construcción. Hay una historia que les ha gustado mucho, y sobre todo, el espacio funciona. Un solo bachecito de ritmo, que se arregla con sonido (que es muy importante en este espectáculo para sugerir y sostener, por ejemplo, ese momento).
La conversación final fue interesante para saber estas cosas y para descubrir que el espacio sugiere y genera curiosidad: ¿qué es esto? ¿qué representa? Yo creo que es esto o aquello...
Eso sí, como en muchas de nuestras ciudades, se echan en falta zonas verdes.
Gracias a Julia, Ángeles, Carmen y Teo, tengo también opinión adulta.
Conclusión: Un lugar para vivir está naciendo, y es una criatura interesante. (Qué voy a decir yo, que soy la madre)
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